Casi por accidente llegué a Flow TV, un experimento de Google Labs que te deja hacer zapping por canales y videos generados con sus modelos VEO y Gemini. Para mí, ahí es donde se ve clarísima la diferencia entre herramientas y disponibilidad por un lado, y talento, conocimiento y experiencia por el otro. Déjenme que me explaye un poco.
Para decenas de profesiones, la existencia y masificación de la IA en los últimos dos años puso todo patas para arriba. Buenísimo. Pero que las herramientas estén disponibles no quiere decir que el resultado vaya a ser igual de bueno, o siquiera comparable, para cualquiera que las use. Descubriste América, Julián. Ya sé. Mi punto es otro. Lo que realmente me asombra es que nadie parece notar que esto pasa con absolutamente todo.
¿A qué me refiero? Yo también me puedo comprar la pintura acrílica más cara, los pinceles más finos y el lienzo más grande. Pero si no sé ni cómo dibujar una casa, lo que yo haga no va a ser igual de bueno que lo que pueden hacer Marta Minujín o Antonio Berni, aunque las herramientas —pintura, pinceles, lienzos— sean exactamente las mismas para ellos y para mí.
Con la IA pasa exactamente eso. Por más que yo compre la suscripción premium de VEO, mis resultados no van a ser iguales a los de alguien que estudió guión o producción de cine.
Y ahí es donde creo que, en el futuro, va a estar la diferencia. Más tarde o más temprano vamos a aceptar que la IA es solo una “técnica” más, como lo es la pintura o una cámara, que, en manos de personas talentosas, genera mejores obras.
Lo que pasa es que todavía nos sorprende porque la masificación de la IA es nueva y seguimos mirando el instrumento en lugar del resultado. Porque podés tener en tus manos la mejor herramienta del mundo, pero lo que realmente importa es quién la use y para qué.