Hay algo que me tiene emocionalmente destruido hace un par de años. No me termina de quedar claro si fue la pandemia, si fue el auge del coaching ontológico o si, simplemente, nos rendimos como especie, pero LinkedIn ya no es una red profesional: es el nuevo Facebook de personas con tiempo libre. Si antes servía para encontrar trabajo o, al menos, mostrarse un poco, hoy es una mezcla de motivación barata, storytelling forzado y gente que cree que un emoji de fueguito equivale a liderazgo transformacional. Todos héroes, felices, ningún precarizado que odie su trabajo.
La epidemia es global. Mi feed, que tiene personas de ambos lados del Atlántico, está repleto de frases atribuidas a Gandhi, a Bill Gates, a Freud. Se llenó de aprendizajes de vida sacados de supuestas discusiones con niños genios de tres años, capaces de elaborar ideas tan complejas como: “Papá, ¿y si lideramos con empatía?”. Y, por supuesto, la vieja y querida: “Hoy me animé a compartir algo muy personal…”, seguido por una supuesta revelación que no dice absolutamente nada.
Pero no todo está perdido. Si todavía te interesa sonar más o menos coherente y sin caer en la trampa de la estupidez, acá comparto
Guía LinkedIn (para no sonar ridículo)
1. Evitá la solemnidad emocional
Tu historia no mejora porque la cuentes como si estuvieras dando una TED Talk. Frases motivacionales como “El fracaso no existe, solo aprendizajes disfrazados” suenan como si las hubieras encontrado en una servilleta de bar.
2. El humor no te quita seriedad
Está bien reírte un poco de vos mismo, del trabajo, del algoritmo de LinkedIn que te sugiere seguir a influencers con títulos como “Chief Happiness Evangelist”. El humor inteligente conecta más que mil hashtags con pretensiones de networking.
3. Storytelling no es contar cualquier cosa en tono épico
Si vas a contar una historia, tratá de que tenga sentido. No nos cuentes que fuiste a comprar pan y terminaste entendiendo la importancia del growth mindset. A veces, ir a comprar pan es solo eso: pan. Y está bien. No hace falta compartirlo. Enfocate en las cosas que realmente aportan algo, no en forzar moralejas donde no las hay, únicamente para sumar likes.
4. No uses palabras como “resiliencia” si no sobreviviste a una guerra
Todo bien con los términos de moda, pero seamos honestos: aguantar a tu jefe o un mal equipo no es lo mismo que atravesar una crisis humanitaria. Menos banalidad y más sustancia, por favor.
5. Si vas a decir algo profundo, que sea tuyo
No repostees frases como si fueran algo propio. Si vas a reflexionar, que se note que pensaste más de quince segundos. O, al menos, intentá que lo parezca.
LinkedIn no necesita otro monólogo llorón ni otra frase sobre “salir de la zona de confort” con fondo verde y tipografía blanca. Necesita más gente que diga cosas interesantes, con gracia, sin humo. Si querés construir una marca personal, empezá por sonar como una persona real, no como un PowerPoint con emociones simuladas.
Y si tenés dudas, hacé esta prueba rápida: antes de publicar, leé tu post en voz alta. Si parece que lo escribió tu tía fan de Paulo Coelho, entonces no lo subas.