La situación financiera que atraviesa América Latina es compleja y desafiante. De hecho, la lenta recuperación hace pensar que la región será una de las últimas en salir de la crisis económica generada por la pandemia. Ante este escenario, ¿cómo puede la tecnología aportar soluciones concretas a problemas reales? En el capítulo de hoy, voy a analizar el acceso al crédito y cómo la tecnología puede ser un factor para dinamizar este servicio.
En Argentina, según el informe “América Latina: Panorama bancario por país”, elaborado por S&P, la penetración del crédito es la más baja de la región, con apenas 11% respecto al PBI. En países vecinos, de acuerdo con datos del Banco Mundial, los números son completamente diferentes: Chile ostenta un 122,5%; Bolivia, un 71,2%; Brasil, un 63,7%; Colombia, 51,4%; Perú, 45%; y México, 36,9%. La situación es incluso más alentadora cuando se analiza lo que ocurre en Europa. En España, ronda el 94,6%, en Portugal, el 91,1%, mientras que en Suiza, supera el 170%.
El crédito no debería ser algo excluyente y para pocos. La escasa accesibilidad a préstamos es terreno fértil para el incremento de las desigualdades, el atraso económico y el empobrecimiento de las sociedades.
De acuerdo con el estudio “Energizar el progreso hacia los objetivos de desarrollo sostenible mediante la inclusión financiera digital”, elaborado por la ONU en 2015, “los servicios financieros digitales ofrecen a los hogares de bajos ingresos acceso a herramientas asequibles y útiles que pueden ayudar a aumentar sus oportunidades económicas. Para las familias extremadamente pobres, combinar los servicios financieros digitales con la promoción de los medios de vida, las redes de seguridad, y el asesoramiento impulsan su nivel de vida a largo plazo”.
El desarrollo de mejoras en el acceso a créditos y préstamos no es únicamente una ventaja o beneficio para las grandes empresas o las instituciones financieras. También, hace su aporte a la confianza en el sistema financiero general, fortalece el tejido industrial existente e invita a la inversión tanto local como extranjera.
Los servicios financieros digitales e inclusivos brindan tanto a pequeñas empresas como a personas de bajos recursos la posibilidad de crear su propio scoring e historial financiero. Por todo eso es que el crédito debe ser accesible, universal y a la medida de los usuarios.
¿Cómo ayuda la industria Fintech al panorama actual?
Tan importante es este tema para la agenda de desarrollo que fue tema de debate cuando se celebró la cumbre del G20 en Buenos Aires a fines de 2018. Según el informe “Digital Economy and Industry 4.0”, elaborado en el B20, hay tres recomendaciones para la innovación y la inclusión financiera, a través del uso de la tecnología: adoptar un marco de política flexible, que permita servicios de tecnología financiera por parte de players de diferentes sectores; ayudar a las personas a crear una identidad digital válida; y fomentar el desarrollo de una arquitectura habilitante y estándares comunes.
Las limitaciones del sistema financiero tradicional generaron que gran parte de la población hoy no pueda acceder a productos y servicios básicos de calidad, asequibles y a un menor precio. Es tiempo, entonces, de que tanto las empresas Fintech, como los bancos y las entidades regulatorias trabajen una agenda de desarrollo concreto, con la tecnología como gran protagonista de la verdadera inclusión financiera.